martes, 29 de enero de 2008

ACTITUDINAL: DETRÁS DEL VELO NEGRO


Son la mitad de la población del mundo árabe. Pero para la mayoría de los occidentales, la mujer de estos países permanece en el más absoluto de los misterios. A los ojos de Occidente son oscuros fantasmas, enteramente cubiertas de negro, anónimas y sin capacidad para singularizarse. Pero más allá de sus velos negros, algunas luchan por vencer la resistencia social y lograr participar en la vida laboral de sus países. Se resisten a aceptar las trabas de un mundo pensado por los hombres y para los hombres.

No se trata sólo de velos, sino de falta de libertad.

Los esfuerzos de muchas mujeres para terminar con la poligamia, la ablación, la esclavitud, la venta matrimonial, el abandono o repudio, la falta de instrucción femenina o el acceso a puestos cualificados han chocado con el peso de la tradición sexista y de la historia.

Muchas de las mujeres en el mundo árabe no tienen derechos políticos. Ni acceso a la educación o al empleo. Ni patria potestad. En casi todos los casos, las mujeres han padecido la historia más que hacerla.
Su tradición y religión no las permite ser vistas por los hombres. Por eso se cubren, pero no se las puede culpabilizar por ello.

Para ellas el velo no es un impedimento para realizarse como mujeres, sino una seña de identidad.

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